GUACAIPURO, MAESTROS Y GASOLINA
ELIGIO DAMAS
Gaicaipuro Lameda, arengando a huelgistas en 2002 |
Nota previa: Este artículo lo reponemos en la sección, por lo que tiene que ver con lo que ahora se discute en esta campaña electoral, fue escrito en el 2002, antes del golpe petrolero.
Contiene datos importantes, como Miguel Salazar, quien hoy hace causa común con la derecha, acusaba a Guaicaipuro Lameda, entonces Presidente de PDVSA, de estar de acuerdo secretamente con Luis Guisti, el ícono de la meritocracia petrolera y de la política por la desnacionalización de nuestra empresa petrolera, era crítico de aquellos personajes y sus intenciones.
Pero también nos recuerda como la derecha de ayer, la que alentó el golpe, alentaba por la venta de PDVSA y sobre todo “sanar su estado financiero, por la vía de vender parte de sus acciones, subir el precio de la gasolina y no permitir que los ingresos de la industria se aprovechasen para cumplir compromisos con los trabajadores como en los maestros.
Es la misma política que sueña el candidato Capriles. Por eso éste dice que PDVSA sólo debe dedicarse a sus asuntos.
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¡Bien bueno que Guaicaipuro habló! Te lo agradezco hermano, aclaraste muchas cosas y fortaleciste mis posiciones.
En muchos medios y periodistas muy bien informados, como Miguel Salazar, en “Quinto Día”, desde los primeros meses de tu estadía en PDVSA, venían sosteniendo que tú “encambimbado” estabas con Luis Giusti y la perversa idea de vender nuestra empresa petrolera. Es más, uno quedó como asombrado, cuando leyó a personas que saben del asunto, que tu tripulación de mando en nada parecía a la de un capitán que al barco debe cambiar de rumbo.
Pero aún así, uno empeñado como santo Tomás, en “ver para creer”, no creyó del todo en el asunto. Si Chávez, lo puso allí y le dio rienda suelta, por algo será; no olvidemos que el presidente neoliberal no es y no anda en la onda de estar vendiendo una empresa vital, pensó uno.
Pero las cosas se vinieron con una premura inesperada. A Guaicaipuro le llegó su cuarto de hora y sin que uno supiese por qué, lo bajaron del puente de mando de la nave petrolera.
Y, con un estilo refinado y nada contingente, Guaicaipuro Lameda, sin uniforme y una vez dado de baja, expuso sus inconformidades con el gobierno de Chávez.
¡Menos mal que hablaste Guaicaipuro!, pues ahora uno y todo el que de buena fe te adverse, no inventará cosas y nada dirá que tu no hayas dicho ni pensado. Gracias querido general por ser sincero.
¿Pero qué dijo Guaicaipuro, la otra noche, cuando los canales de televisión que odian las cadenas, se encadenaron por tiempo largo, esperando oírle hablar mal del gobierno y convencerlo a uno que Chávez debe irse?
Después de sus lamentos, evocaciones a los tiempos idos, manifestaciones por la paz, unidad, en lo que unas cuantas palabras invirtió, habló de un documento que a Chávez entregó, donde le reclama a éste que al barco el rumbo cambie. Y después llegó al meollo del asunto, a las razones que bravo le pusieron contra Chávez y por las que perdió el cargo.
Guaicaipuro, está bravo por lo mismo que lo está Giusti y mucha gente en el hemisferio. Según él hay que cuadrar las cuentas de PDVSA y racionalizar sus costos, pero a costa de sacrificar al pueblo. Para él, como Giusti, eso lo dijo en rueda de prensa de este jueves, hay que aumentar el precio de la gasolina, no importa lo que pase. Eso de la gasolina sólo es un mito, comentó Guaicaipuro.
Y también está bravo Guaicaipuro, él lo dijo, no lo presume uno, que fue un error del gobierno, que desbalanceó el presupuesto, haber pagado deudas atrasadas y elevar el salario a los maestros.
A Guaicaipuro, como a Giusti, poco le importa el ser humano y menos los maestros. Para él, PDVSA sólo debe producir sin importarle la ruina de la gente.
¡LOS DE CONFIANZA EN HUELGA!
Luis Guisti, expresidente de PDVS en IV Repùblica |
Advertencia: Siendo Guaicaipuro Lameda, presidente de PDVSA, bajo el gobierno de Chávez, en varias zonas petroleras, los llamados trabajadores de confianza de la industria, se pusieron en huelga. Algo insólito a todas luces. El presidente de la empresa estimulaba y ordenaba aquello; estábamos en los umbrales de la huelga petrolera. El hecho al cual se hace mención en este artículo, es bueno tenerlo presente; no olvidarlo para evitar cualquier sorpresa.
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Cuando aquellas de entre “Las Siete Hermanas”, iniciaron la exploración petrolera en Venezuela, tuvieron que ofrecer villas y castillos a noveles y experimentados ingenieros y gerentes para que dejasen Nueva York o la flemática Londres y viniesen a internarse en un territorio plagado de enfermedades, niguas y mapanares.
Aquellos nuevos conquistadores, conocedores de cosas para hacer que la tierra eructase el “oro negro”, aceptaron venir por unos privilegios inimaginables para un trabajador común, que les garantizarían un regreso feliz y generosa cuenta acumulada. Los gastos, hasta por los tragos, correrían por cuenta de la empresa. Ellos a cambio, por los generosos y abundantes privilegios y la solidaridad nacional con ella, serían la gente de confianza.
Y eran de confianza, porque las empresas petroleras, norteamericanas, holandesas o británicas, no podían confiar en aquellos obreros venezolanos, en su mayoría negros y mestizos influidos por las consignas del movimiento obrero universal. Los hombres rubios de afuera no podían pensar en hacerle huelgas a la empresa; al contrario, allí estaban para evitarlas y poner en marcha los planes de contingencia. La producción no podía parar; la demanda ansiosa del mercado y los intereses del patrón, así lo exigían. Por estas otras cosas, además de zancudos y mapanares, aumentaron paulatinamente los privilegios. Los de confianza eran escudo y bálsamo contra el “contagio comunista” y huelgario en el movimiento obrero. Eran pues unos esquiroles o rompe huelgas.
Y la nacionalización mantuvo a los nuevos empleados de confianza los privilegios. Y ahora son tantos que parecen sacados de aquel verso negroide de Nicolás Guillén, que después de describirle a la audiencia campesina de mulatos y negros la mismísima isla de Jauja, termina desengañando con la frase “son simples pendejadas pa´ conversá”
Por esto uno no entiende, que bajo este gobierno de Chávez, la nómina mayor de PDVSA-GAS, se ponga en huelga. Porque eso niega la esencia y el histórico rol del empleado de confianza que inventaron los gringos y aquí al caletre se copió.
Y, entre tanto, ¿quiénes a ellos evalúan para darle cada vez más beneficios, qué hacen? ¿También están en huelga? Y entonces ¿la huelga viene aupada desde arriba? Es decir, ¿ PDVSA-GAS, la empresa, se declaró en huelga?
Pareciera que hemos llegado a una situación donde todo el mundo hace y dice lo que quiere, sin importar el daño que ocasiona y eso, según la conseja del conspirador, que aquí no hay libertad. Porque uno no cree, ni en la fantasiosa poesía de Guillén, que esa gente se juegue el resto y su puesto en la clasificación, para oponerse a una simple aspiración gubernamental, independientemente que esta esté justificada, fundamentada o no.
¿Para qué es esa confianza y esos privilegios que parecen cosas de “Las Mil y Una Noches”? ¿.Esa confianza es pura fantasía o es verdadera demasía?
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Publicado por Eligio Damas para BLOG DE ELIGIO DAMAS el 9/30/2012 03:33:00 p.m.
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