lunes, 11 de junio de 2012
DIVIDIR LA SOCIEDAD CIVIL, QUIZAS SEA UN SUTIL OBJETIVO
Dividir la sociedad civil, quizás sea un sutil objetivo
Félix Sautié Mederos
Crónicas cubanas
En relación con el editorial de la Revista católica Espacio Laical titulado: El compromiso con la verdad, que he estado comentando en mis dos últimas crónicas publicadas en POR ESTO! (*) y las repercusiones que se han suscitado, aún me quedan algunos criterios por expresar porque constituye un asunto referido en mi opinión a una estrategia de largo alcance que requiere seguimiento y análisis responsablemente detallado. No es con simplismos ni con ataques indiscriminados de unos contra otros como se podrían resolver los problemas actuales de Cuba, mucho menos con esquemas ateísticos y anticlericales preestablecidos de los que algunos hacen gala, que nos podrían desviar por otros rumbos que poco tendrían que ver con las situaciones que sufre el pueblo. Para ser realmente objetivo considero muy importante tener en cuenta la integralidad del conjunto divergente y ocasionalmente controvertido de los que estamos implicados en los problemas y analizarlo con un balance adecuado en sus responsabilidades y participaciones.
Por otra parte, según mi percepción, subsiste un aspecto esencial a tomar muy en cuenta en el conjunto de implicados referido al protagonismo verdaderamente popular de quienes en la base sufren los problemas y no podrían ser forzados con esquemas preestablecidos ni con autoritarismos extemporáneos a cambiar sus sentimientos y criterios. Muchos de los cuales, a pesar de todo lo que sufren y sus desacuerdos con lo que sucede, se sienten representados por el sistema y llevan la procesión por dentro. Mayoritariamente, en mi opinión, de conjunto no dan señales de que pretendan asumir la violencia o las manifestaciones públicas en busca de solución a sus problemas, sino más bien podría decirse que están concentrados en subsistir, resignados, a veces en espera de una idílica solución desde arriba o desde afuera, o bien pendientes de lograr irse del país. Estas características existenciales deberían ser obviadas, tal y como algunos lo hacen. En tales circunstancias, para completar más aún los marcos de referencia de las situaciones que se presentan en la actualidad en Cuba, también habría que plantearse que ya no se soportan ni más dilaciones ni la práctica recurrente de los ataques desmedidos, los insultos, las represiones incluyendo el uso de las violencias verbales y materiales que hoy se entrecruzan complicándolo todo. Los pobres resultados de la Zafra Azucarera de este año podrían ser una señal importante del desencanto generalizado.
En el centro de todo esto, además es de destacar el surgimiento de una sociedad civil emergente que poco a poco ha ido apareciendo en el panorama nacional. En mi criterio, su desenvolvimiento habrá de revolucionar las concepciones en pugna, los enfrentamientos de unos contra otros y se convertirá en definitiva en fragua y cantera de los liderazgos colectivos e individuales de presente y de futuro. Quizás el desarrollo de una genuina sociedad civil con sus características esenciales de conformación institucional, estructuras, métodos y actuación, sea lo que el autoritarismo contra natura de unos y otros rechaza.
Aquí podría estar el meollo de los propósitos dirigidos a desprestigiar la mediación de la Iglesia Católica que es un componente importante de esa sociedad civil que emerge así como de sus obispos muy en especial del Arzobispo de La Habana, incluyendo la propuesta de diálogo entre todos los cubanos, como metodología imprescindible para avanzar hacia una mayor concordia nacional, que señala Espacio Laical en el editorial que me ocupa. También podría estar presente un velado pase de cuentas que algunos intentan proferirle al Cardenal por no concordar con sus posiciones.
Mi pregunta es: ¿A quién o a quienes beneficiaría que se saque de la mediación a la iglesia Católica y a sus obispos? ¿Sería solo al gobierno o a determinada oposición o a ambos de conjunto sin generalizaciones abstractas? Quizás detrás de todo se encuentren los extremos de ambas partes; que podrían ser los verdaderamente interesados en este asunto y los que como consecuencia de su obcecación estén intentando la manipulación y el impulso a los enfrentamientos extemporáneos dentro de la sociedad civil emergente al objeto de debilitarla y dividirla.
La reiteración y la intensidad casi fulminante de la campaña denotan el sentido de la estrategia denunciada por Espacio Laical que según expresa en su editorial, tiene el propósito de eliminar al Cardenal y deshacerse de la línea política que éste ha promovido. Para lograrlo se ha concertado un frente que se propone atacar al Arzobispo de La Habana y a los proyectos que desde la Iglesia intentan darle cuerpo a esta línea pastoral, que posee implicaciones políticas y sociales.
Con independencia de los errores que se hayan cometido en todo el proceso de mediación y de diálogo de la Iglesia, cuyo debate debería ser parte de un necesario diálogo respetuoso y civilizado, no se justifican el rencor, el odio ni los propósitos excluyentes que están apareciendo. Eso sería una especie de, quítate tu para ponerme yo, cuando lo importante sería actuar dentro de un frente común movidos por el amor a la libertad, a la concordia y a la paz que todos deberíamos promover para hacer posible el presente y el futuro de la Nación Cubana.
Así lo pienso y así lo afirmo sin generalizaciones ni insultos para nadie y con el mayor respeto a los que opinen diferente. fsautie@yahoo.com
(*) Soluciones y cambios solo desde la verdad,
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