viernes, 27 de abril de 2012
TELEVEN Y SUS LOCOS ADAMS
TELEVEN Y SUS LOCOS ADAMS
¿Por què avalamos repugnantes programas de
opiniòn?
Eligio Damas
Esta mañana, con tres “invitados”, jugadores o vìctimas, en el programa de las 8 a.m. de TELEVEN, quienes màs que periodistas, parecìan los croupiers o croupieres de una siniestrao diabòlica mesa de juego, se encargaban de lanzar con insistencia un tipo de carta, pese que aquellos daban muestras de poco interès en el mismo y sì preferencia por otro menos macabro, indelicado y nauseabundo.
Los tres invitados, dos opositores y un simpatizante del gobierno, le daban el habitual “equilibrio” al programa, sin contar que los dos “periodistas” que conducen u orquestan el aquelarre, como de costumbre, se suman sin recato y si con saña a los primeros. Pràctica ya demasiada conocida y “cebada”, como hubiese dicho un parroquiano, por lo que uno insiste en decir le asombra haya quienes caen todavìa en esas trampas, que sòlo contribuyen a tenderle una minùscula hoja de parra al canal de los Camero.
Por cierto, la dama periodista lucìa tal como la señora Adams. Digo esto no sòlo por toda su vestimenta negra de la mañana.
El juego impuesto a los “invitados”, quienes siempre dieron muestras de hablar de otros asuntos y las posibilidades ganadoras de su correspondiente candidato, es el de moda, llamado el G-4, resultado de una forzosa ausencia deseada y ansiada por un sector opositor, el canal por donde sale el programa y los dos periodistas de marras. Uno no sabe bien el orden de las preferencias, pero serìa bueno cerciorarse.
El juego, que es de por sì azaroso, ademàs de cruel y maloliente, parte de la idea, aunque lo oculten malamente, que el presidente està muerto. Por supuesto, es el deseo profundo de quienes lo ofrecen como ejercicio a sus “invitados”. En ese caso estarìa ausente en las elecciones del 7-0, por lo cual el Psuv, tendrìa que optar por otro candidato, lo que llevarìa al asunto G-4. Ese es el juegito, diseñado en los labotarios que producen basura los gringos y sus servidores. La misma saña necrofìlica muestran diarios quienes hacen caso omiso a las muestras vitales del presidente e insisten en que està al borde de la tumba o ya està embalsamado.
Los “periodistas”del canal, por supuesto, obligados a fingir de decentes, lo que les luce forzoso, no hablan de muerte sino de ausencia del presidente en la contienda, pese a que por lo que ellos y uno ve y sabe, no hay sustento para tal alternativa.
Los estrategas contra Chàvez, vièndole subir en las encuestas cual espuma, mientras su oponente viene en caìda libre, lo que los “periodistas” evaden y hasta ocultan, diseñaron el macabro ejercicio para desestimular al chavismo, pensando tambièn que, tanto deseàndole la muerte quizàs èsta le alcance -¡quièn quita!- y generar confrontaciones entre su gente aliada y màs cercana, como Elìas Jaua, Maduro, Cabello hasta Adàn Chàvez, quienes serìan los cuatro posibles sustitutos que aluden los macabros.
Quienes insisten, desde el àngulo periodìstico, en plantear asunto a todas luces artificial, de mala fe, lo hacen porque estàn integrados a la maniobra. Lo estàn, porque polìticamente no hay razones para ver el asunto de tal manera a menos, que se estè comprometido en una jugada sucia, desear aquel fatal desenlace o las dos cosas a la vez. No es suficiente, no les basta que el presidente de muestras contundentes de su recuperaciòn, porque de lo que se trata es introducir cizaña e intentar generar confrontaciones. Quienes lo hacen, sobre todo desde la funciòn de “periodistas”, estàn hasta el cuello metidos en la jugada.
Si bien es verdad que a cada quien le asiste el derecho a decir y pensar lo que lo que le venga en gana, tambièn es nuestro el de sentir desprecio y rechazo por gente que no respeta los màs elementales principios.
Por lo ùltimo insistimos en preguntar, ¿por què gente respetable y respetuosa del presidente Chàvez y el proceso se presta para avalar esas repugnantes jornadas “periodìsticas?”
Por lo necrofìlico, diabòlico y porte de las figuras, al programa deberìamos llamerle de “Los locos Adams”. El periodista es grandote, como el señor Adams, tanto que le falta silla.
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