SPD
No. 88 (10/ año 4). La Habana, 19/marzo-2012
“Se reconoce a los ciudadanos libertad de palabra y prensa conforme a los fines de la sociedad socialista”.
Art. 53 de la Constitución
Boletín por un socialismo más participativo y democrático.
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Recopilador: Pedro Campos CE perucho1949@yahoo.es
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ÍNDICE
En una cuartilla de tierra:
Más sobre el apoyo de trabajadores y académicos al cooperativismo
De nuevo la crisis del transporte público en La Habana
La propaganda oficial culpa a los trabajadores del sector y a la indisciplina de la población; no se cambia el estatalismo asalariado y se siguen ignorando las propuestas de la izquierda
Por Pedro Campos
¡No!, a rencores, amenazas, groserías ni violencias
Por Félix Sautié Mederos
ODA AL TITERE SIN CABEZA
Por Félix Guerra
CONTENIDO
En una cuartilla de tierra: Más sobre el apoyo de trabajadores y académicos al cooperativismo
El economista Juan P. Triana, del Centro de Estudios de la Economía Cubana de la Universidad de La Habana, ofreció en noviembre pasado una conferencia a directivos de la empresa cubana DATYS, donde abordó aspectos de la economía cubana, la “actualización” y los lineamientos del VI Congreso.
En su muy interesante conferencia, el Dr. Triana, en respuesta a una pregunta de unos de los directivos presentes, sobre la “participación de los trabajadores en las utilidades de las expresas, que se quedó en el papel, como alternativa para lograr mejores producciones, mejores tomas de decisiones”, dijo, y cito textualmente:
“De hecho hay una figura que es la redistribución de las utilidades: pero las utilidades, a las empresas se las retienen, una opción pudiera ser exactamente esa o a través de acciones…como se hace en el mundo capitalista. Aquí no, aquí hay una figura que es la distribución de utilidades entre los trabajadores. Esto es lo más afín al concepto socialista que nosotros tenemos de propiedad. Que nunca se ha hecho; pero que se puede hacer. ¿Por qué no?”
En otros momentos de su intervención el Dr. Triana se refirió a una eventual ley de cooperativas y a su impacto en las empresas estatales, trabadas por un sinnúmero de regulaciones y a la conveniencia de introducir sistemas cooperativos en el transporte público.
No voy a comentar el contenido de la intervención, solo traigo a colación estos elementos para reiterar que los temas de la participación de los trabajadores en las utilidades de las empresas estatales (esencia de la cogestión) y del cooperativismo no solo son de amplio conocimiento de los trabajadores, los directivos y los académicos, sino que gozan de simpatías y reconocimiento como parte importante de las soluciones a los problemas de la economía actual.
Siendo así, ¿qué impide al gobierno acabar de promover una nueva ley de la empresa socialista, que contemple la participación efectiva de los trabajadores en la dirección, la gestión y las utilidades de las empresas y una nueva ley cooperativa como se aprobó en los lineamientos VI Congreso del PCC hace ya casi un año?
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De nuevo la crisis del transporte público en La Habana
La propaganda oficial culpa a los trabajadores del sector y a la indisciplina de la población; no se cambia el estatalismo asalariado y se siguen ignorando las propuestas de la izquierda
Por Pedro Campos
A mi amigo, ya fallecido, Octavio “Cuco” Basilio*
De nuevo el transporte público de la capital entra en crisis. De nuevo los medios publicitarios del partido-gobierno culpan a los “trabajadores del transporte y a la indisciplina social”. De nuevo tales medios abogan por más controles y medidas represivas contra los trabajadores y el pueblo.
Para algunos, pareciera que “este pueblo no merece los sacrificios que por él hace el estado. No es merecedor de la confianza de sus dirigentes”. ¡Tartufos!, les llama, genialmente, mi amigo libertario, Ramoncito García.
Pero el estado gobierno mantiene en bajos niveles los salarios en las empresas estatales y continúa ignorando las propuestas de los trabajadores y de la izquierda de introducir la cogestión, la autogestión y el cooperativismo en el sector y ni se cumplen los mismos lineamientos aprobados, hará ya un año el próximo mes de abril, por VI Congreso del PCC, sobre la extensión del cooperativismo a todas las esferas de la producción y los servicios.
¿Hasta cuándo el ciclo de inconsecuencias políticas, económicas y sociales?
¿Hasta cuándo tendremos que oír a “periodistas” defensores del status quo burocrático, exponiendo las mismas barbaridades voluntaristas, anti proletarias y anti populares?
¿Hasta cuándo las propuestas verdaderamente socialistas van a ser ignoradas por el gobierno-partido?
Un artículo escrito en Julio del 2006, hace casi 6 años, bajo el título “La grave crisis del transporte urbano en La Habana. Una alternativa: las cooperativas de transportistas”, señalaba: “Cuando lleguen estos ómnibus –se refería a los yutong chinos-, será necesario un conjunto de medidas que garanticen su correcta y racional explotación, sin las cuales pronto podría ocurrir lo que siempre ha pasado: al cabo de unos meses o de pocos años, ya todo el parque debe ser renovado por falta de mantenimiento y correcta explotación”.
Bueno: ahí están los hechos. Hoy estamos ante el mismo problema, que tiene como causas principales la estatización y centralización del transporte público y la falta de estímulo a los trasportistas privados para que se agrupen en cooperativas, en fin la falta de socialización del sector, y solo nos queda reiterar las mismas propuestas de soluciones que el estado no asume, pero que, a su manera, lo están haciendo los trabajadores mismos, al disponer los choferes de parte de la recaudación para pagar las piezas y a los mecánicos y fregadores, y desde luego, para beneficio propio.
Y a falta de socialización organizada, iniciativa popular y capitalismo privado ocupan espacio.
En ese artículo se proponía cooperativizar el transporte público y crear condiciones para estimular económica y socialmente la cooperativización del privado, a fin de garantizar su estabilidad, calidad y bajos precios. Dos eran las propuestas básicas que reproducimos, sin reiterar la amplia argumentación:
“1-Crear cooperativas de transporte socialistas autogestionadas de tipo superior con los colectivos de trabajadores, organizados en cada Terminal, de manera que todas las cooperativas de las terminales de La Habana unidas, formen una unión de cooperativas del transporte urbano.
2-Eliminar las actuales restricciones a la entrega de licencias a los transportistas individuales y bajar el costo de las licencias. En lugar de tratar de eliminarlos por vía de los impuestos y otras medidas administrativas, el estado debería ayudar, con créditos y descuentos en la compra de insumos, a los que estén dispuestos a formar cooperativas tradicionales que integren también a mecánicos, chapistas, poncheros, y otros trabajadores relacionados, con sus propios recursos”.
.
De lo sugerido, solo se abrió el permiso para licencias a transportistas privados; pero en lugar de impulsarlos a formas cooperadas, se ha estimulado a quienes tienen mucho dinero a comprar varios almendrones y a explotar trabajadores. El resultado general es conocido y el precio del transporte, en autos particulares de alquiler, ha aumentado.
Cabe recordar que en los primeros años de la Revolución cuando arreció el bloqueo imperialista, los trabajadores buscaban la forma de reparar el transporte, con sus propios recursos. Miles de mecánicos, torneros, fresadores, fundidores los apoyaban. Aquel entusiasmo típico de todos los primeros momentos revolucionarios pasó y nunca fue sustituido por el proceso de socialización de la propiedad, que debió seguirle, para lograr ese llamado “sentido de pertenencia” al que ahora se apela, pero sin cambiar las condiciones de la explotación asalariada por el estado.
Ahora, puede que Marino Murillo haya logrado otros préstamos, en China o Ucrania donde estuvo recientemente, para piezas de repuesto y nuevos ómnibus. Cuando lleguen, mejorará el transporte hasta el reinicio del ciclo, si no se cambian las relaciones estatales asalariadas de producción.
Y mientras, los trabajadores y el pueblo seguirán siendo responsabilizados con la crisis y llevando sobre sus hombros todo su peso, en tanto la burocracia, desde sus autos modernos climatizados, con chapas blancas, verdes, azules, carmelitas y amarillas, seguirá exigiendo disciplina laboral y social a los trabajadores y al pueblo.
Cuando los trabajadores y el pueblo se cansen de soportar tanto desastre y agravio, no le echen la culpa al “imperialismo, a sus agentes, a la contrarrevolución, o a los instigadores anarquistas”.
Los verdaderos y únicos responsables de la “desestabilización del socialismo en Cuba” son los que se resisten a impulsarlo, mientras divagan entre el neoliberalismo, el neoestalinismo y retozan con el fuego del capitalismo nacional y extranjero.
Socialismo por la vida
La Habana, 13 de marzo de 2012. En recordación al 55 Aniversario del Asalto a Palacio.
* Mi amigo Octavio “Cuco” Basilio, activo militante de la Juventud Socialista, fue brutalmente torturado por la dictadura de Batista y con el cráneo destrozado por la culata de una pistola de sus torturadores, logró sobrevivir, gracias a una operación a la que fue sometido en la entonces República Democrática Alemana. En la clandestinidad, Cuco coordinó acciones entre la Juventud Socialista, el 26 de Julio y el 13 de Marzo. Después del triunfo de la Revolución fue Director Nacional de Control de Vehículos, en el Ministerio de Transporte.
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¡No!, a rencores, amenazas, groserías ni violencias
Por Félix Sautié Mederos.
Si cada vez que alguien expresa su criterio, desde uno u otro bando, sobre algún asunto referido a la situación en Cuba o incluso plantea una propuesta concreta al respecto, pasa a ser un oportunista, un traidor y poco menos que un tonto, según la descalificación de los que coincidentemente no aceptan la opinión diferente o lo que es distinto, será muy difícil salir de un verdadero círculo vicioso. Y, si además se continúan profiriendo amenazas y revanchas divisionistas para cuando cambien las cosas, no podremos ver con tranquilidad el futuro que nos espera. Creo muy sano el disenso y que se planteen libremente las opiniones diferentes, pero no puedo aceptar el uso de la fuerza para imponerlas o enfrentarlas así como la descalificación, el insulto y las amenazas a quienes no estén de acuerdo.
Estas situaciones se agudizan actualmente con motivo de la visita del Papa; y como cristiano, rechazo el uso de la Iglesia como campo de batallas ocupando templos a expensas de los sentimientos, la religiosidad y la fe del pueblo creyente. La Iglesia es el pueblo de Dios. Es un ámbito de oración y esparcimiento espiritual, no otra cosa. Menos aún que desde posiciones ateas se nos dicten o impongan normas de comportamiento extrañas a nuestros cultos, si además el sistema es también ateo ¿Por qué razón tengo que poner en duda la versión del Obispo de Holguín sobre los hechos allí acaecidos? Quienes asistimos a los templos católicos, sabemos bien que por respeto al sacramento del altar no está admitido el uso de los teléfonos celulares ni la realización de actividades profanas o políticas, más aún en una Catedral o un santuario de peregrinos como es la basílica menor de la Virgen de la Caridad en La Habana. ¿Por qué razón, tendríamos que aceptar lo contrario? Ninguna religión ni culto popular o esotérico, admite que se violen sus signos, imágenes y templos, hágalo en un templo masónico, una mezquita o una sinagoga y lo comprobará. Si no lo conoce, infórmese antes de opinar, escribir artículos o actuar; hacerlo es de ética y honradez.
Por favor no mezclen la política con el culto ni la religiosidad del pueblo que es un sentimiento que va más allá del Papa, de los cardenales, obispos, y sacerdotes incluso de su conducta “buena o mala” porque es con Dios directamente. Respeten a los que así lo creemos como nosotros respetamos a los que no creen. Esto no es un problema de gobierno u oposición, es algo propio de lo religioso. ¿Por qué dividir y provocarlo, qué se pretende con ello?; es fácil ocupar iglesias desprotegidas que no son sitios oficiales y después culparlas porque no lo aceptan o se defienden. ¿Ayuda esto a alguna causa sensata?
Esas acciones y criterios son lamentables para el presente y el futuro de la Nación Cubana. Reitero que cuando hablo de Nación Cubana, no excluyo a la diáspora que tiene todos los derechos de participación en los problemas de su país sin la omisión de ninguno. Debo decir por demás, parafraseando a José Martí, que si bien no se puede fundar ni dirigir una República como si fuera un cuartel, tampoco se podría recuperar y reconstruir con divisionismos, tergiversaciones de la verdad, imposiciones, rencores, odios, amenazas y groserías tan al uso sin distingos de procedencia. La experiencia histórica de los pueblos que han sufrido conmociones políticas y sociales es que su recuperación ha tenido que transitar por un proceso de sanación espiritual y ciudadana, dejando atrás las frustraciones, las manifestaciones de fuerza, las represiones, los rencores y los odios; para dar paso al reencuentro, la reconciliación y el perdón con justicia, libres de cualquier saña movidas por los pases de cuenta.
Por otra parte, el lenguaje soez e irrespetuoso tan recurrente en algunos, de por sí mismo constituye una expresión de violencia de quienes por lo general se escudan en una fuerza o espacio, ya sea oficialista o no, en el que se sienten a salvo. Es triste decirlo, pero hay quienes parapetados detrás del anonimato o de seudónimos en ocasiones muy grotescos o presuntuosos, alardean, insultan y atacan, omitiendo algunos que ocasionalmente no han sido capaces de hacerlo de frente y plenamente identificados. Pienso que nuestros problemas no se podrán analizar con objetividad de maneras tan poco edificantes.
También es posible observar que los que apuestan por los inmovilismos, por el secretismo, por las certezas absolutas y por el injustificable uso de la fuerza y de las violencias en la solución de los problemas y necesidades de la sociedad, coinciden en última instancia con aquellos que desde posiciones opuestas, promueven las divisiones, los insultos, los rencores, los odios, las groserías y los pases de cuenta. Ambos denotan conductas similares que propician el surgimiento de un mismo gran consenso de intolerancia, porque concuerdan por los extremos y controvertidamente se retroalimentan unos a otros. Ninguno de ellos, sean del bando que sean, tienen en cuenta que la población, cansada de tantas intransigencias, tantos rencores y odios, los rechaza de conjunto; y sin detenerse mucho en su clasificación específica, los ubica en un “mismo saco” por decirlo con una expresión muy popular cubana. El pueblo cubano en sus bases, adentro o afuera de nuestras fronteras, desea vivir en paz, armonía y concordia, no quiere el uso de la fuerza ni de la violencia, vengan de donde vengan. La Cuba con que sueña la población extenuada por tanto más de lo mismo, es una nación inclusiva, de paz, concordia y desarrollo en la que quepamos todos y en la que se pueda vivir libremente.
Si queremos coadyuvar a la solución efectiva de nuestros problemas, en especial la penurias que nos aquejan, los autoritarismos contra natura así como las faltas de libertades y derechos esenciales de la condición humana, debemos ser verdaderamente democráticos, tolerantes con toda la diversidad que pueda existir, éticos y respetuosos con los demás, que no quiere decir que dejemos a un lado la justeza de juicio ni la firmeza del pensamiento propio. Estoy de acuerdo que nuestros problemas tenemos que resolverlos nosotros mismos sin depender de nadie de afuera, sea quien sea. Así lo pienso y así lo afirmo con todo el respeto para quienes piensen distinto en aras del diálogo y el debate civilizado de los problemas de Cuba. Y, reitero ¡bienvenido sea el Papa SS Benedicto XVI!
E-Mail: fsautie@yahoo.com
Publicado en el periódico Por Esto! de Mérida , Yucatán., México, sección de Opinión, el lunes 19 de marzo del 2012.
http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=22&idTitulo=154915
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ODA AL TITERE SIN CABEZA
Por Félix Guerra
Yo quería ser honesto hasta con mis huesos.
Les decía: --Miren, creo que tal vez perdí
o me hicieron perder la esperanza.
Y la noción de que me sostenían realidad y Nación
Ahora pierdo la cabeza de mis fósforos,
y por cualquier anémica mujer que se cruza en el camino.
Pierdo el monedero, pierdo el tren, pierdo
el trabajo o las oportunidades, pierdo viajes
a cualquier malogrado rincón del planeta,
pierdo, por suerte, algunas primitivas y retrógradas
convicciones, me abandonan dogmas y supercherías,
pierdo el cabello.
Y por todo ello junto me condenan a la guillotina.
Poemas de la sangre cotidiana.
La Habana, marzo de 2012
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