La insensatez de la Primaria
Por Lorenzo Gonzalo, 15 de enero del 2012
El candidato republicano Newt Gingrich llegó a Miami para hacer campaña como aspirante de su Partido a la candidatura de Presidente en las elecciones de noviembre de este año 2012.
Llegó con el estilo de los años ochenta: “Mi objetivo como presidente será crear una Primavera Cubana, algo que sería mucho más alentador que la propia Primavera Árabe”, afirmó Gingrich rodeado de una multitud de seguidores y periodistas.
Estas palabras ya son demasiado viejas y recuerdan aquellas de Ronald Reagan cuando gritó, durante su campaña electoral en el año 1979 “Cuba sí Castro no”.
Cada vez parece más ridículo que los candidatos estadounidenses utilicen estas payasadas para ganar el voto de cierto número de electores en el Sur de Florida.
Actualmente esa actitud ni siquiera representa la posibilidad de más votos, porque la gente está cansada de escuchar la misma diatriba, mientras que en Cuba las cosas han continuado marchando, zigzagueando y buscando afanosamente cómo encausar la economía, sin maltratar ni violar mecanismos naturales que las pasiones, los compromisos y parciales triunfos, condujeron a desconocerlos.
El discurso de derrocar a Castro ha durando tanto tiempo que Fidel envejeció en el poder, enfermó, se recuperó y ahora atiende algunos asuntos de alimentación y salud, hacia los cuales siempre ha tenido especial devoción.
La Isla ha continuado tranquila. La supuesta oposición, compuesta por un pequeño número de personas, comete los errores de los comienzos del proceso revolucionario, cuando surgieron las diferencias con Estados Unidos y muchos nos dejamos conducir por las intrigas de sus órganos de inteligencia.
No solamente son pocos, lo cual no descalifica ni define lo que podría ser una oposición legítima, sino que actúan en combinación con una nación poderosa, donde sus dirigentes han caído en la ridiculez de decir durante cincuenta años que en el curso de sus mandatos “Cuba será libre”. Todavía no interpretamos qué significa esa frase relacionada con Cuba. En cuanto a ellos sabemos que se refiere a la impunidad y los beneficios de un sistema de vida que la casualidad, impulsada por distorsiones de ciertos mecanismos económicos vigentes, les permiten disfrutar.
Newt Gingrich llegó a la ciudad de Miami con un discurso en desuso, para convencer a una comunidad que cada vez se ríe más de semejantes bobadas.
No creo que la gente deba reírse del candidato por esas declaraciones, al contrario debemos sentir pena. Estados Unidos es un gran país y deseamos que sus hombres y mujeres emulen esa grandeza.
Al margen de Partidos y sentimientos sociales, hay asuntos que son ridículos y declaraciones como las de Gingrich están más cercanas a la ignorancia que a la mediocridad.
Aún no sabemos cómo se comportarán los otros aspirantes del Partido Republicano en la Primaria de Florida, pero si vienen por esa línea anti castrista, anti Cuba, anti pueblo cubano, planteando penalizar a la ciudadanía trabajadora que vive en la Isla, no creemos que pueda vaticinarse un resultado exitoso.
Lo expresado por Gingrich respecto a Cuba, aplica también a muchos otros temas que no deben ser envueltos en un paquete ideológico con la sucia intención de buscar votos.
Es tiempo que la política estadounidense comience un rumbo acorde con la grandeza del país. Ya el Presidente Obama está pensando reorganizar ciertas áreas del Estado, consolidando funciones dentro de los Ministerios que con el tiempo se han cuadruplicado y quintuplicado. Hace falta que en todos los órdenes de las administraciones de gobierno sucedan cosas positivas como estas, porque no se trata de que gane este o aquel Partido, sino que la sociedad pueda respirar con tranquilidad y confianza en el futuro.
Esperemos que los otros contendientes a este certamen de gastos millonarios, donde los dineros se emplean para decir sandeces como las manifestadas por Newt Gingrich, tengan un mayor sentido de la realidad. Dicha declaración respecto a Cuba y otras más descabelladas, fueron expresadas por el señor Gingrich en un restaurante que, más que un baluarte de la derecha y el batistato de la ciudad de Miami, se ha convertido en el último reducto de la cólera, el odio, la revancha y la rabia, de un grupo de gente que no ha querido crecer con el tiempo.
No podemos aconsejarles que desconozcan la maquinaria política que tiene los resortes y las trampas para buscar y fabricar votos y que obviamente es la única que puede favorecerles la tarea de triunfar. Sin embargo, podemos sugerirles que hagan un esfuerzo para calmarle los ánimos a los rabiosos que cada año pierden más visión y continúan insistiendo en no usar lentes.
Estos fanáticos son quienes controlan esa maquinaria y sin la ayuda de ellos entregarían la contienda al Partido Demócrata, por tanto, solamente pueden aspirar a controlar el fanatismo de la incurable esquizofrenia que sufren los dirigentes de la maquinaria electoral en el Sur de Florida.
En medio de tantas contradicciones para elaborar una política ponderada en este Estado, es recomendable que acudan a la mayor sensatez al manifestar sus juicios, sobre todo cuando los mismos son expresados en público.
Cualquiera que sea la estrategia que utilicen los republicanos en la elección de su candidato presidencial, deberán aplicarla luego a la hora de las elecciones generales y es aquí donde el Estado de Florida presenta para ellos las mayores contradicciones, específicamente por el tema cubano.
En este sentido, los congresistas de origen cubano que han controlado la vida y milagro de una comunidad buena y trabajadora, se han convertido en el más pesado fardo para quienes deseen aspirar a la primera magistratura del país.
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