Protestas en Wall Street
Por Lorenzo Gonzalo, 4 de octubre del 2011
Durante poco más de dos semanas se han producido protestas callejeras en Wall Street, organizadas por personas cansadas de saber que la mayoría de las desgracias económicas se originan por los indebidos y turbios manejos de esa institución de valores.
Es inusual que manifestaciones públicas que de algún modo perturben la paz de una ciudad, se desarrollen con carácter sostenido, como ha sido este caso. Incluso en New York, donde su diversidad étnica y densa población la hace propensa a las más variadas protestas, no es común hallar demostraciones con estas características.
Pero más inusual aún, es la continuidad de un movimiento donde sus protagonistas protestan contra el sistema mismo de dirección económica. De todos es sabido que el sistema de valores por acciones y otros subterfugios, es el instrumento que define la manipulación del mercado a favor de las grandes corporaciones y la fabricación virtual de capitales. Una reforma general de esta institución tendría repercusiones bancarias de gran trascendencia y transformaría las relaciones mercantiles actuales.
Los organizadores han denominado el movimiento Occupy Wall Street, que traducido al español significa Ocupemos Wall Street.
Las protestas comenzaron en el Distrito Financiero de Manhattan, pero el sábado 1ro de octubre, se habían extendido a Albuquerque en Nuevo Mexico, Boston, Los Angeles, Spokane en Washington, Porvidence en Rhode Island y ha creado ambientes solidarios entre diversas personalidades y estudiantes. No han faltado celebridades como Michel Moor y Susan Sarandon, haciendo acto de presencia en más de una ocasión para darles ánimos a los manifestantes.
Aun cuando un periódico como The New York Times y otros medios locales, les ha dado cobertura, los organizadores se quejan de que la prensa los ha silenciado. Al decir esto no están muy lejos de la verdad.
Cuando uno revisa la prensa en general de Estados Unidos y los principales rotativos europeos, podemos observar que mantienen un absoluto silencio, solamente comparable a la complicidad que guardan las personas del bajo mundo para proteger a otros socios ladrones de bancos.
El lunes día 3 de octubre por ejemplo, el periódico El Mundo de España, dedicó su primera hoja a destacar una supuesta ofensiva represiva en Cuba, contra ciertas escaramuzas callejeras de personas cuyas exigencias son de imprecisa definición y a quienes las autoridades se ven forzadas a defender de mayorías que prefieren buscar soluciones junto a sus gobernantes y no recrudecer los problemas existentes, con confrontaciones inútiles. Se trata de dos o tres decenas de personas que salen a las calles ocasionalmente, pero cuyas manifestaciones se han recrudecido últimamente estimuladas por coberturas desproporcionadas de prensa. Es de destacar que el gobierno cubano reiteradamente ha convocado a la ciudadanía a participar en reuniones donde se hagan propuestas generales para solucionar los problemas del país. Frente a la crisis se han hecho todo oídos para escuchar y ajustar el ritmo y estilo de la gobernabilidad.
Al tiempo que una prensa como el periódico El Mundo de España, se enfrasca en darle cobertura a una virtualidad que ellos conocen en detalle, las protestas que están teniendo lugar en New York y que ya se han extendido a varios estados, son ignoradas.
No estamos hablando de unas pocas decenas de personas. El domingo 2 de octubre hubo 700 detenidos cuando cruzaban el puente Brooklyn varios miles de manifestantes. Muchos de los participantes, entre ellos algunos de los organizadores, dicen que estas protestas son como aquellas que caracterizaron la Primavera Árabe.
Salvando las distancias entre manifestaciones de este tipo con las que dieron al traste con gobiernos autoritarios y de alta naturaleza represiva, quizás fuera más cierto decir que pudieran semejarse a los “indignados” de España. Pero ya se defina de una u otra manera, todas ellas diferentes pero con asideros comunes, las mismas constituyen una denuncia de la avidez de las grandes corporaciones y las manipulaciones de Wall Street. No faltan quienes aprovechan la convocatoria para enarbolar la causa del calentamiento global.
La prensa en general, nos referimos a esos pocos medios locales que no han tenido más remedio que mencionar las protestas, aducen que las razones para la misma son confusas y erráticas. Es una manera de restarles importancia y descalificar al peor candidato que tiene un gobierno: una opinión pública decidida a señalar como malo lo que no funciona, aunque no sepa cómo solucionarlo.
Es obvio que la persona media, no tienen por qué tener soluciones a la mano en asuntos tan complicados como la transformación de los procedimientos de la superestructura estatalo y hacer que pueda servir mejor al conglomerado. Sin embargo, junto con expertos sociales, estudiosos, analistas y administradores públicos, son los únicos que pueden hacer posible el encuentro de las mejores soluciones.
Las protestas contra el sistema financiero que está teniendo lugar, bajo el movimiento denominado “Ocupemos Wall Street”, son síntomas de los nuevos tiempos y ponen en evidencia la incapacidad de los gobiernos para lidiar directamente con sus sociedades, las reformas y los ajustes necesarios para resolver la crisis que vivimos.
Las personas manifestando por las calles de diversas ciudades importantes de Estados Unidos, no tienen por qué proponer un programa de reformas. Su objetivo primario es alertar a los administradores públicos y a los analistas, expertos sociales, profesores, científicos y técnicos en general, que la vida nacional es de todos y que esa vida no está funcionando bien. Solamente hay que recordar el tiempo transcurrido desde que reventaron las dos guerras injustas decretadas por Estados Unidos y las gran crisis que provocaron los intereses de Wall Street y sus sucedáneos, cuando la bolsa se contrajo a raíz del atentado miserable a las Torres Gemelas en New York, para comprender que la seguridad de todos se ha ido por el vertedero de aguas negras creado por las corrupciones inyectadas al sistema.
La simpleza del pensamiento es muchas veces la denuncia más temible que pueda enfrentar un gobernante.
Decían algunos de los manifestantes que ellos no estaban pidiendo mucho, sino solamente la oportunidad de poder levantarse en las mañana, sabiendo que tienen trabajo, que pueden pagar la renta de sus casas y que la comida del siguiente día no será de nuevo arroz y frijoles. Un cable recibido en The Associated Press manifestaba que “nadie tenía expectativas de cambios inmediatos. Pensamos que las personas están esperanzadas de que los demás puedan despertar un poco y que mientras más nosotros hablamos y manifestemos, habrá más oportunidades que aquellos con la autoridad de hacer cambios en el mundo nos escucharán”.
Las cosas quizás no funcionen exactamente de esa manera, pero sí pueden ocasionar que nuevas figuras sustituyan a las existentes en un proceso de ajustes que sin dudas está teniendo lugar, a través del proceso evolutivo que hasta hoy ha caracterizado el desenvolvimiento de las naciones.
Por lo pronto la verdadera noticia, más allá de las protestas, es que los periódicos no quieren cubrirla, porque la misma desafía el sistema que los mantiene en pié como fuentes de desinformación.
Nosotros, para no sumarnos a la inmundicia, queremos destacar que las Primaveras no son patrimonio de Oriente Medio, de España y el resto de Europa, sino que abarcan un conjunto mucho mayor y toca a las puertas mismas de Estados Unidos. Cada una dentro de la modalidad y estilos de vida de sus sociedades y de los sistemas judiciales que las definen, pero en todas significando su descontento con la realidad, acallando mentiras y venciendo una represión que se vuelve más impotente cada día.
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