De: Félix Sautié Mederos
Para: fsautie@yahoo.com
Enviado: lunes 12 de septiembre de 2011 12:13
Asunto: Y. ¿si dejáramos a un lado, los insultos de unos a otros?, publicado en Por Esto! el lunes 12 de septiembre del 2011
Y… ¿si dejáramos a un lado, los insultos de unos a otros?
Crónicas cubanas
Félix Sautié Mederos
La Virgen de la Caridad del Cobre, advocación mariana cuyo carisma esencial es el amor, constituye un indiscutible símbolo de identidad nacional respetado por los cubanos de adentro y de afuera del país, incluso más allá de sus creencias religiosas o de sus concepciones filosóficas, ya sean ateas, agnósticas o de fe. La Caridad del Cobre y la figura de José Martí, han alcanzado niveles de aceptación y veneración generalizados entre los cubanos que difícilmente algún compatriota se atrevería a negar o despreciar en público. Todas las naciones tienen creencias, símbolos, historias, personas, tradiciones que conforman lo sagrado de su identidad, que son venerados, conmemorados y defendidos en virtud de considerarse elementos fundacionales que aportan vida y subsistencia a la nación en el tiempo.
Al mismo tiempo, cuando afirmo lo anterior, debo reconocer también que indiscutiblemente en Cuba estamos viviendo momentos muy difíciles y complejos, que nos mantienen ante un punto de inflexión determinante para nuestro presente y nuestro futuro en los que estos símbolos adquieren una importancia esencial. Es en estas complejas circunstancias que esos símbolos integrantes de lo que es sagrado para la nación y la patria en su conjunto, podrían renovar con inusitada intensidad su significado y función aglutinadora de la Nación Cubana, facilitándonos que nos veamos como lo que realmente somos: compatriotas y hermanos con un destino común que todos deberíamos salvaguardar aun por encima de nuestras diferencias, discrepancias e intereses estrictamente personales, poniendo al centro de todo a la Nación en su conjunto sin omisiones onerosas.
Los odios, los rencores y las violencias que dan origen y que a su vez se derivan de esas pasiones desbordadas, nunca podrían conducirnos al encuentro, a la reconciliación, a la justicia, a la concordia y en definitiva a la paz social que tanto necesitamos. En consecuencia, precisamente en los momentos de inflexión actuales, con motivo del día de la Patrona de Cuba el 8 de septiembre, fecha en que se conmemorara el onomástico de la Madre de Jesús de Nazaret, me pregunto: Y… ¿qué sucedería si dejáramos a un lado los insultos de unos contra otros?, estimuladores de los rencores, de los odios y de las violencias que hoy se manifiestan entre cubanos. Me respondo que de seguro todo sería mejor. Lo hago convencido de lo que estoy expresando, aunque sé que ello concitará rechazos, ataques, descalificaciones e insultos de quienes han hecho del rencor, del odio, del autoritarismo y de la violencia, su modo de vida y la razón de su existencia.
El odio, el rencor y la violencia se multiplican, se retroalimentan con intensidad ascendente; y, por tanto, lo empeoran todo, nunca resuelven algo en la realidad concreta. Aquí es cuando los símbolos sagrados si verdaderamente se les respeta, podrían jugar un papel muy importante y significativo para la Patria y la Nación cubana que hoy en una diáspora creciente se extiende más allá de nuestras fronteras.
La Virgen de la Caridad y la devoción que le profesan los cubanos creyentes junto con el respeto de los no creyentes, es en especial una encarnación del amor sin límites predicado por Jesús el de Nazaret. Un amor que prevalece por encima de las fronteras geográficas, culturales e ideológicas, así como de las pasiones humanas, de los intereses creados y de los poderes temporales establecidos por mucha autoridad y fuerza que posean. La Virgen de la Caridad, por tanto, no debería ser campo de batallas de nadie en particular, porque por sobre todas las cosas es madre de los cubanos en su conjunto, de unos y de otros, de los de adentro y de los de afuera, de los que están a favor o en contra. Algo a respetar sin excepciones válidas de ninguna índole; y por tanto, un signo de encuentro, diálogo, reconciliación, perdón y amor que deberíamos usar en las difíciles circunstancias y coyunturas actuales, como bandera de paz y de concordia nacional. Nadie por mucha autoridad o razón que tenga o pretenda tener, posee el derecho de coartar las expresiones de veneración de todos los cubanos por su Patrona, Reina y Madre.
Su fiesta es la fiesta de los cubanos sin excepción ni exclusiones de ninguna índole. Las procesiones del pueblo son recorridos a favor del amor, de la vida y de la concordia nacional y todos deberíamos respetarlas, como se respeta al pueblo en sí mismo. Este es el año previo al cuatrocientos aniversario de su hallazgo en 1612 en medio de una tempestad, navegando encima de una frágil tabla sobre las aguas de la Bahía de Nipe en el Oriente cubano.
Como preparación a las celebraciones del próximo 2012 declarado Año Jubilar para los cubanos, una imagen suya que acompañó a los combatientes en nuestras guerras de independencia en el Siglo XIX y que se venera en la Iglesia de Santo Tomas en Santiago de Cuba, está recorriendo nuestra geografía de Oriente a Occidente por poblados y ciudades concitando sentimientos de amor y de esperanzas en medio de sentidos desbordamientos populares, que sus testigos los consideran imborrables en los corazones cubanos que han ido a su encuentro Pienso que es premonición de que en definitiva se abrirá para Cuba un futuro de encuentro, reconciliación y perdón entre cubanos en el que se desterrarán las violencias, los odios y los rencores que hoy nos afectan.
Por encima de todas las incidencias de su día este año 2011, repito mi pregunta ante los cubanos que veneramos o simplemente respetamos a la Virgen de la Caridad: “Y… ¿si dejáramos a un lado los insultos de unos contra otros?”, desterrando toda manifestación de violencias y autoritarismos ¿qué sucedería? Como resultado: Reitero mi convicción de que vendría la concordia, el amor, la paz y el desarrollo que tanto anhelamos. Lo contrario sería el caos y la desolación. Eso es lo que opino y eso es lo que afirmo en el día de la Caridad del Cobre, Patrona y Reina de todos los cubanos, de los que creen y de los que no creen. fsautie@yahoo.com
Publicado en Por Esto! el lunes 12 de septiembre del 2011
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