miércoles, 2 de mayo de 2012

LA SOCIEDAD Y LAS CORPORACIONES

La sociedad y las corporaciones Por Lorenzo Gonzalo, 2 de Mayo del 2012 Para las sociedades avanzadas en el campo de la tecnología y la organización, no hay dudas que la educación se convierte cada día más en la mayor de las prioridades. En el pasado la necesidad de mano de obra constituyó un requerimiento primario para iniciar las labores industriales. En la actualidad, la especialización técnica y académica, es la base fundamental para sostener la producción y el orden económico. El avance tecnológico hace menos importante el trabajo manual, transforma las labores proletarias y obreras y convierte a la sociedad en un conjunto de personas vinculadas de diversos modos, en un plano de relaciones diferente a las existentes al surgimiento de la Revolución Industrial. Estas nuevas relaciones, son las que hacen posible el sostenimiento de la complejidad estructural que permite satisfacer nuestras múltiples necesidades. Sin embargo, a la par de ese desplazamiento general, que va borrando lentamente las diferencias sociales, se acentúa cada vez más el papel del personal corporativo, como un grupo distante y apartado del resto del conglomerado social. No caben muchas dudas que junto al fenómeno señalado, con las fusiones de los centros productivos por diversas vías, algunas impensables hace cincuenta años, la sociedad en pleno se va igualando socialmente, pero tampoco podemos dudar que la dirección de la economía en manos particulares, tiende a eliminar cada vez más la representación social, substituyéndola por la corporativa. El resultado final de esta divergencia decidirá la organización social del futuro. No se trata ya de una lucha de clases. Es el choque del conglomerado social en pleno, que se va homogenizando paulatina pero dinámicamente, en medio de una heterogénea gama de tareas, con un macropoder que no responde a los principios de participación y democracia aportados por el liberalismo. En el marco de esta visión, el liberalismo es la fase anterior del socialismo o la antesala del tecnocraticismo. Uno u otro resultado está en dependencia de quien pueda llegar primero. El socialismo será la administración de la vida con arreglo y participación de todos los sectores y lo otro es el sometimiento de las personas al dominio de un Estado tecnocrático, que intentan organizar paralelamente al existente. En esto último andan enfrascados hace años muchos expertos, técnicos, financistas, especialistas de bolsas, tanques pensantes, líderes políticos, sin excluir religiones de nuevo cuño, que florecen por doquier con un discurso que implica la segregación del Estado. Basado en estos criterios se escuchan con regularidad, en foros y artículos de la prensa nacional estadounidense, la defensa de la acción particular privada, como contrapuesta al Estado al que se le tilda de inútil. Estas campañas las desarrollan bajo el lema de que es necesario “reducir el gobierno”. La palabra de orden en los círculos corporativos, trata el tema de la “reducción del gobierno”. El meollo del planteamiento es, que las funciones sociales fundamentales, deben ser ejercidas por los “negocios privados”, lo cual no se refieren al bodeguero de la esquina o al plomero del barrio, sino a las grandes corporaciones. Esta ofensiva parece que no está dirigida solamente a Los Estados Unidos de América. En medio de un mundo desigual y asimétrico, aun dentro de las naciones más desarrolladas, lo único que se ha globalizado son las corporaciones y para seguir avanzando por ese camino, éstas requieren globalizar también la política. En el diseño de una estrategia para alcanzar esos fines, trabajan los sectores antes mencionados. Los países en general tienen que cuidarse de esta moda que por varios años tratan de impulsar quienes defienden la preponderancia de las corporaciones en la vida social. No se trata de las empresas medianas, compuestas entre doscientas y quinientas personas, sino de los grandes centros financieros – industriales, donde se pierde la noción de dueños de empresas, directivos o empleados, y donde personas en particular determinan, hacen y deshacen. Estos son quienes de maneras diversas van absorbiendo funciones reservadas a los gobiernos locales, de distritos y al poder central. En los foros regionales del Hemisferio y en cada una de sus naciones, se deben mejorar las condiciones del Estado, independizándolas cada vez más de sectores determinados y convirtiéndolos en representaciones efectivas de la sociedad en su conjunto. Hacemos estas observaciones, porque en el próximo artículo, queremos comentar el discurso de la cantante Shakira durante la Cumbre de Las América, el cual, si bien fue encomiable por su referencia al tema de la educación como el más importante objetivo social de nuestro tiempo, expresó ideas que contradicen los principios de la democracia.

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